Puertas que se cierran.
Personas. Lugares. Recuerdos. A veces lo mejor que conseguimos es dejarlos ir. Hacen más daño estando a tu lado, compartiendo, viviendo o recordando. Hacen daño estar constantemente en una incertidumbre que solo nos genera enfado, rabia, tristeza, frustración. Sé que es duro decir adiós. Pero debo decirte adiós. No por ti, por mi, por nosotros, por todo el daño que nos estamos causando. Es mejor no seguir con la vida. Acabar con algo. Quizás no veamos lo bueno que nos pueda deparar. Conocer a alguien, vivir nuevas experiencias en diferentes lugares, recordar historias vividas la noche anterior. Reír a carcajadas. Soltar el aire y decir “Aquí y ahora”. Parece algo hipotético, algo inequívoco, algo que no nos puede suceder a nosotros, pero tanto tú como yo sabemos que necesitamos estar fuera de todo esto. Te quiero tanto que sería capaz de dejarte ir para siempre si eso supone que seas feliz. ¿Estamos hechos para las personas? Siempre el mismo ciclo vicio...